«La diabetes tipo 2 (DM2) y la fragilidad afectan a una proporción importante de la población, especialmente en adultos mayores. La DM2, se asocia con diversas complicaciones metabólicas y cardiovasculares y puede comportar un mayor riesgo de pérdida funcional y morbi-mortalidad(1). Por otro lado, la fragilidad, entendida como un síndrome clínico, refleja una disminución en la capacidad funcional y de adaptación al estrés, y se ha convertido en un factor predictivo de mala salud. La fragilidad, sería un conjunto de signos y síntomas caracterizados por debilidad, pérdida de peso y disminución de la actividad que están asociados a indicadores de salud adversos y aumentaría el riesgo de: caídas, declive funcional, discapacidad, dependencia, institucionalización y muerte(2). No necesariamente va ligado a la edad cronológica, sino a la biológica, y, por tanto, hace referencia al umbral a partir del cual la reserva fisiológica y la capacidad de adaptación del organismo empiezan a ser insuficientes para mantener la autonomía personal.»
Carolina Lapena Estella.
Enfermera Especialista en Familiar y Comunitaria.
Centro de Atenció Primària Sanllehy. Barcelona. ICS.
Miembro del Grupo de Trabajo de Fragilidad y DM2 de la redGDPS.
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