«Las autoridades sanitarias destacan la sensibilidad a la temperatura de la insulina humana, por lo que aconsejan protegerla del calor y la congelación. Los fabricantes recomiendan almacenar los viales íntegros a baja temperatura y, una vez abiertos, conservarlos a temperatura ambiente entre cuatro y seis semanas, aunque el tiempo de uso y las recomendaciones de temperatura máxima varían. Para la insulina humana, las recomendaciones de caducidad una vez empezada pueden ir de 10 a 45 días, y la temperatura máxima una vez empezada varía entre 25 °C y 37 °C. Siempre deberá mantenerse una gestión óptima de la cadena de frío de la insulina humana desde su fabricación hasta el punto de entrega a las personas con diabetes, y las personas con diabetes y acceso a una refrigeración fiable deberán seguir las recomendaciones del fabricante. Sin embargo, un segmento cada vez mayor de la población mundial con diabetes reside en entornos difíciles y se enfrenta a una exposición prolongada al calor extremo debido a la crisis climática, a la vez que su acceso a la refrigeración es limitado.»
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