Estudios anteriores han sugerido que la variabilidad de la glucosa puede acelerar la progresión de la aterosclerosis en personas con diabetes tipo 2. Las directrices actuales recomiendan evaluar el control glucémico mediante la monitorización continua de la glucosa (MCG), que proporciona un perfil glucémico completo para complementar la medición de HbA 1c . Sin embargo, la asociación entre las métricas derivadas de la MCG y la progresión de la aterosclerosis no está del todo clara.
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